Asabedi

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jueves, 9 de febrero de 2017

EXPERIENCIAS PERSONALES: "CLAUDI, UNA SONRISA CONSTANTE..."

Ochenta... de ochenta no debía bajar el respirador artificial que le colocaron a Claudia nada más nacer, vigilado todos los días por su madre cuando iba a verla al nido en el hospital.

Nació con seis meses, aún sin sus pequeños pulmones formados y pesaba sólo un kilo.

Claudia pasó los dos primeros meses de su vida en una incubadora y durante este periodo pasó por tres fases, una en las que María José (su madre) la observaba por unos cristales, después pasó a poder entrar y estar con ella, y por último, ya la dejaron darle el biberón.

María José tuvo a Claudia con 35 años, ya tenía a su primer hijo de 7 años, y la niña tenía prisa por nacer. El embarazo transcurrió con normalidad, pero empezó a notarse molestias y se puso de parto mucho antes de lo previsto. Los médicos no sabían si la niña venía bien o no, pero se sobrepusieron a la situación y Claudia llegó un 13 de Enero con todas las fuerzas del mundo.

Sus primeros meses pasaron positivamente, hasta que llegó la etapa de incorporación, gateo y marcha, donde tras la realización de varias pruebas, detectaron una parálisis en sus piernas.
Tras un devenir de especialistas y hospitales, Claudia terminó asistiendo a la Unidad de Atención Temprana en San Fernando durante siete años. Allí era atendida por un psicólogo, logopeda y un fisioterapeuta.

También en este periodo le colocaron unas férulas en los pies, e iba iniciando su marcha ayudada por un andador, ya que su cadera y piernas presentaban rotación y la hacían muy inestable. Sufría caídas por su falta de equilibrio.

En este centro, desde psicología, le recomendaron que fuera a la guardería donde la ayudarían a relacionarse, socializarse... en definitiva, a soltarse en muchos aspectos. Fue un periodo muy bueno tanto para Claudia como para su madre, ya que la ayudó a quitarse muchos miedos. Miedo a las caídas, a dejarla sin su protección y amparo, y miedo a la no aceptación por parte de los otros niños.



Comenzó su periodo escolar, primero y segundo de primaria los cursó en el “C.P.R. Antonio Machado”centro de su pedanía, San José de Malcocinado (Medina Sidonia), para más tarde en tercero de primaria ser acogidos en el “C.E.I.P. Padre Muriel”, en Benalup - Casas Viejas, desde donde son trasladados en autobús. Para Claudia esto no ha supuesto nunca ningún problema, ya que sabe sobreponerse a las circunstancias y ella va en el autobús con sus compañeros y la monitora, que la ayudan con su mochila, a subir y a bajar de dicho transporte.


Para su estancia en clase y estar correctamente sentada tantas horas, durante su paso por los dos centros utilizó un corsé-silla. Este aparataje lejos de provocar burlas o rarezas en sus compañeros, lo vieron con la máxima normalidad y naturalidad, lo que le proporcionó bastante tranquilidad y seguridad.


Le dieron el alta en psicología, más tarde en logopedia y finalmente sólo asistía al centro para realizar su rehabilitación con el fisioterapeuta. Durante un tiempo se mantuvo esta situación, pero las idas y venidas a San Fernando se convirtieron en un trastorno para la niña y decidieron buscar un fisioterapeuta más cerca y accesible, y así entró en juego la figura de María en la vida de Claudia.

Para Claudia, María es una persona muy importante, es su fisioterapeuta, su amiga y su confidente. Aunque Claudia se presenta como una niña tímida, tiene mucho carácter, las dos hablan mucho y mantienen una relación muy estrecha. María lleva mucho tiempo tratándola y la conoce muy bien. Imagino que para ella, Claudia es muy especial y es su niña.

Los especialistas, al cabo del tiempo, tratando con nosotros se convierten en parte de nuestra vida, en personas que terminan conociendo además de nuestro cuerpo y nuestras limitaciones, muchas de nuestras facetas y personalidad, cuando estamos tristes, alegres, frustradas, nos preocupa algo... como digo yo: es una relación muy estrecha y personal.

Con su María, Claudia realiza rehabilitación en la consulta y en la piscina (medio donde le es muy fácil trabajar y le encanta). Resiste su tratamiento y todo lo que se le hace con su mejor cara, siempre con buena actitud y una gran sonrisa. Sonrisa que le regala cada vez que va a ver a María a su consulta.

Claudia es una niña muy feliz e inquieta, su madre nos dice que no se detiene ante los obstáculos que se plantean, no se amedrenta, siempre está haciendo cosas y tiene gustos muy variados. Se la puede ver corriendo en las carreras organizadas por el colegio, tocando el piano en certámenes de música del pueblo, escribe en concursos del colegio, y dentro de la música, su cantante favorita es Malú, a la que fue a ver a uno de sus conciertos el verano pasado. 

En definitiva, ganas de vivir, actitud positiva, lucha y sobreponerse a los obstáculos... esta es Claudia.

Actualmente, tiene 11 años, cursa quinto de primaria en el C.E.I.P. Padre Muriel, la relación con sus compañeros y profesores es fantástica, es muy buena estudiante y no presenta problemas a nivel cognitivo. Se le retiró el corsé silla y hoy día sólo utiliza sus férulas, ya que su postura sentada es correcta, sólo necesita tener sus pies apoyados en el suelo. Tampoco utiliza andador, aunque su marcha es un poco inestable y siempre se le presenta un poco de inseguridad y miedo a la hora de tener una caída y hacerse daño, por eso va con cuidado y conoce sus limitaciones.

A nivel de centro, el C.E.I.P. Padre Muriel es un centro totalmente adaptado tanto en eliminación de barreras arquitectónicas como en adaptación de las actividades que realiza, con la finalidad de posibilitar la participación de todo su alumnado.


Coqueta y presumida, le encanta la ropa, los brillantes y las tiras en los zapatos, los cuales usa en algunas ocasiones sin complejos, dejando descansar a sus férulas.

Como dijimos anteriormente, Claudia es una niña absolutamente feliz, valiente y con todas las cosas de una niña de 11 años.


“....ya no vuelvo a caer, he aprendido a lamerme las heridas,
a ponerme el mundo bajo mis pies,
levantarme y correr,
cada vez que una herida me lastima,
sé que algo bueno viene después,
yo puedo,
yo quiero,
yo he aprendido a respirar del cielo,
yo quiero,
yo puedo,
yo puedo volar...
vivir en libertad...”


“Quiero”, Malú.




Desirée Flor.


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