Asabedi

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martes, 29 de noviembre de 2016

RECOMENDACIONES CULTURALES: INTOCABLE.

"Intocable" es una comedia dramática realizada en 2011, escrita y dirigida por Eric Toledano y Oliver Nakache, y protagonizada por François Cluzet y Omar Sy (ganador del premio César al mejor actor).

Es una historia basada en hechos reales, la cual relata las vivencias de dos hombres de mundos muy diferentes, un aristócrata que sufre un accidente que lo deja tetrapléjico y un joven sin formación ni experiencia, de color y procedente de los suburbios de París, que se convierte en su cuidador y le devuelve las ganas de vivir.

Esta película toca varios aspectos muy interesantes a destacar: cómo se vive la discapacidad cuando se tienen recursos y medios, la diferencia social y cultural, el estilo de vida, la experiencia frente a la inexperiencia en temas relacionados con el cuidado de estas personas y la conciencia social.

Por supuesto el amor frente a las barreras y más allá de lo físico.




Esta película no dejará indiferente a nadie, divertida pero con un gran trasfondo.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

EXPERIENCIAS PERSONALES: LA ACTITUD, NUESTRA MAYOR FUERZA MOTRIZ

Hace algún que otro mes que no daba uso a mi lápiz de madera, pero una amiga perteneciente al voluntariado de la asociación, me propuso colaborar proyectando mi experiencia en esta magnífica idea de emprender este Blog, así que sin cavilar ni un segundo dije sí y he aquí mi historia.

Transcurría Noviembre de dos mil cuatro, cursaba mis estudios en la Capital Hispalense y como de costumbre, volvía a casa como cada fin de semana. Éste sería dispar, tan dispar que se festejaba la celebración de cumpleaños de unos amigos con una capea. Parecía tener una premonición por una serie de detalles que transcurrieron ese día, y así causó, no volvería de vuelta a comienzo de semana a aquel séptimo de Reina Mercedes, sino que lo haría a la primera planta de traumatología. Imagínense, vaya cambio, todo se desfiguró. El nuevo centro de estudios resultó ser un hospital, mi compañera de habitación una señora de avanzada edad , y mi profesor no era la hermana Marcelina con sus hábitos, sino un señor ataviado con blanca bata.

En unos días se cumplirá el duodécimo año y a pesar del paso del tiempo, siempre recuerdo aquellas palabras que me dijeron mis padres al salir por la puerta de casa: “No te vayas a meter en la vaca”, pero pareció que no los oí, pues estando en la capea me entró un fornido ataque de intrepidez y allí que salí al ruedo, embistiendo la vaca y causándome Fractura abierta (Grado I) de tercio distal de tibia y peroné.

Todo se complicó, siendo intervenida quirúrgicamente en varias ocasiones (ocho, y dos pendiente) por diferentes causas: infecciones, rotura de clavo endomedular ( dos ), injertos óseos de cresta iliaca, tendón de Aquiles, extracción de material de osteosíntesis, etc... casi un total 1.600 días entre impeditivos y hospitalarios, casi ná. Hoy en día poseo secuelas que visiblemente se manifiestan, mi número de calzado derecho pasó a ser tres números más bajos, pie en equino ( como el de una bailarina de danza ), la sensibilidad es nula, así como medio cuerpo repleto de cicatrices que son mis heridas de guerra.

Mi vida dio un giro de 180º siempre bajo el desosiego, fustigándome a momentos, pues caí en un socavón del que sin ayuda de un profesional no hubiese sido posible la continuidad del camino. Nunca dejo en el desuso y siempre tengo presente en los recovecos de mi mente toda persona que me tendió su mano, me ayudó e hicieron lo posible por hacerme una persona válida a mis circunstancias. A cada suspiro de mi madre cuando iba andando atrás de mí sin dejarme ni un sólo instante sin descanso, mi mejor enfermera y fármaco para el dolor... “si yo te hubiese hecho caso cuando salía de casa”... Siempre pienso aquello de que tendría que tener siete vidas como los gatos para agradecer a cada una de las personas que me brindaron su tiempo, tanto familia, profesionales y amigos que fueron y son muchos, para mí los mejores, suerte la mía de teneros.

Durante algunos años el complejo se apoderó de mí, salía de casa y si visitaba algún bar pues no iba al baño hasta la vuelta para no ser objetivo de nadie y de ningún comentario obsceno, si iba a la playa escondía el pie bajo la arena, cogía por las calles menos transitadas para que no me mirasen,etc... me encontraba en un búnker que no me dejaba ser yo. Todo eso quedó en el desuso y ahora soy una persona libre de esos malos pensamientos que se apoderaron de mi, poseo algunas limitaciones pero hago mi vida lo más normal posible. He podido volver a disfrutar de mi pasión, montar a caballo me ha devuelto el equilibrio motriz y parte de la musculatura, me hace sentir en esplendor y he llegado a hacer setenta y cinco kilómetros en un día, todo un record para mí, pero lo que me hace más feliz en distinción y bajo la atenta mirada de mi madre, es oír su aplauso acompañado de un ¡¡Muy Bien!!, y esbozo la mejor de mis sonrisas. Compaginé la rehabilitación diaria con ir a clase y terminé de cursar mis estudios, pues cada vez que comenzaba el nuevo curso siempre había alguna complicación y tenía que dejarlo, era el momento, y una de mis mayores satisfacciones por aquel entonces, ¡Cómo me emocioné cuando salía por aquel pasillo y sabía que lo había conseguido! Después de la tormenta siempre llega la calma y cada día de nuestras vidas una oportunidad de florecer.

Contar esta historia u otras no es sinónimo ni intención alguna de causar una atmósfera de caridad hacía ninguna persona que tenga alguna discapacidad o en mi caso movilidad reducida, es tener conciencia, valía, recato, entre otros significados. Vivimos en una sociedad que parece estar avanzada pero de la que queda largo camino por recorrer, aún se sigue desacreditando e infravalorando el tener alguna “deficiencia”, la vida va tan deprisa y le gusta tanto sorprendernos que nunca andamos exentos, por eso hay que saber respetar, dar gracias por lo que tenemos y sobre todo ayudar en todo lo posible a sentirnos en igualdad.


Aquí os dejo un bonito fragmento del libro “Mi alma tiene prisa", de Mario Andrade.

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír, de sus errores. Que no huya, de sus responsabilidades. Que defienda, la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las persona. Gente a quienes los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.
Sí…tengo prisa, por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna de dulces que me quedan. Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido .Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y, la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.

  
                                                                     Mª Oliva Alfaro Tello



jueves, 17 de noviembre de 2016

EXPERIENCIAS PERSONALES: "ANTES Y DESPUÉS"


Con esta primera historia, que es mi historia personal, quiero abrir la veda y este apartado en este blog que lo hemos llamado "Experiencias personales". Lo que se pretende con ello es crear un espacio donde la gente se abra y se sienta libre para expresarse, cuente sus experiencias sobre cómo viven desde la discapacidad o a través de otras personas que tienen cerca. No se trata de reflejar pena o lástima, lejos de éso, vamos a contar lo que pasa y nos sirvamos todos de apoyo y ayuda.
Yo me llamo Desirée Flor y actualmente tengo 32 años. Soy natural de Benalup- Casas Viejas, aquí me crié y aquí vivo.
Mi infancia y mi adolescencia se desarrollaron como la de todos los niños, entre colegio, tareas, juegos y travesuras.
Más adelante en el instituto surgieron algunos problemas de espalda pero se pensaba que era una cosa normal como a muchos adolescentes les pasa, se trató y no se le dio más importancia. El tratamiento no resultó fácil. Poner un corsé en una edad complicada, fue difícil y doloroso pero iba a ser algo transitorio.
Me considero una persona optimista y positiva, una chica como cualquiera a la que le gusta la fiesta,estar con sus amigos, ir aquí y allí...y además con una discapacidad motórica la cual no le impide hacer nada de esto. Ésta discapacidad tiene nombre y apellidos, es la Ataxia de Friedreich.
Este tipo de ataxia esta considerada como enfermedad rara pero cada vez son más las personas que la portan.
Es degenerativa, hereditaria, se localiza en el cerebelo, ataca a la musculatura a nivel general, a la coordinación y al equilibrio en los movimientos.
No existe tratamiento y la persona que la padece adquiere una dependencia progresiva hasta llegar a verse en una silla de ruedas.
Además de todo esto, la enfermedad provoca otras patologías asociadas como: problemas de corazón, disartria (lenguaje entrecortado), disfagia (dificultad para tragar), pérdida auditiva, escoliosis, mala circulación... entre otros.
Pues con este pronóstico y con una pérdida de un familiar que hacía un par de meses que acababa de tener me enfrenté con veinte años a esto. Yo ya sabía más o menos porque existen otros casos en mi familia y sabía como iba actuando la enfermedad.
Aquí se me paró el mundo para mí,no lograba entender lo que me estaba pasando ni por qué.
Se me rompieron todos mis esquemas, cosas que quería hacer y todo esto empezó a ponerse negro y a desbordarme. Estaba mal en todos los sentidos: en casa, con mi familia, con mis amigos, donde iba, donde estaba, siempre estaba de mal humor, todo me daba igual, empecé a ser una persona más insegura, quería pasar desapercibida, más encerrada en si misma... mi gente y yo nos dimos cuenta de que no era yo y de que no me encontraba bien y decidí buscar ayuda psicológica. Ese fue el primer paso para levantarme, para subir del suelo y salir de ese ¨mundo negro¨ donde estaba metida.
Después, cuando mi cuerpo y mi mente se encontraban en equilibrio y fuertes, me animé con la rehabilitación y la piscina.
El agua es un medio donde las personas con problemas de movilidad se sienten y se manejan muy bien. El cuerpo pesa menos, los movimientos son más rápidos y la sensación de libertad es fantástica.
Ahí entendí que no debía tirar la toalla, que tenía que pelear, seguir adelante, que debía asumir que mi vida iba a ser así, con limitaciones y a otro ritmo. No debía dejarme ganar por la enfermedad, que no debía dejar que me controlara y me pusiera mal.
Para mí esto se consigue haciendo un ejercicio mental diario el cual muchas veces tienes tus días buenos, malos... pero bueno eso es lo normal en el ser humano.
También he ido introduciendo, a lo largo de los años, terapias como la logopedia y la hipoterapia, las cuales me son muy beneficiosas. Disfruto mucho del campo y del caballo. Me siento muy bien porque es una cosa que no pensaba jamás que podía hacer y lo he conseguido.
En cuanto a la rehabilitación logopédica se tratan aspectos como la respiración, la articulación, el ritmo, la entonación, el tratamiento de la musculatura facial, el diafragma...etc.
Actualmente me dedico a trabajar y cuidar mi cuerpo. No es un trabajo fácil y necesita de mucha constancia y fuerza física y mental.
Ser una persona con discapacidad no significa ser una persona no válida, un persona de segunda, que no es capaz de enseñar nada... sino simplemente se es diferente y lleva la vida a otro ritmo.
Yo conseguí estudiar, conducir, voy al cine, a la playa, de fiesta, etc... soy de las que piensa "querer es poder", "más vale maña que fuerza" y que el secreto está en ser positivo y tener buena actitud ante esta vida que constantemente te esta poniendo a prueba.
Estudié magisterio, la especialidad de educación especial.
Muchas veces me pregunté por qué estudié y para qué. Ahora lo sé, me ha ayudado a ayudarme a mí misma, a comprender y a ser más sensible ya que me considero una persona un poco difícil.

Por otra parte, hacer mención y darle su lugar a la familia y los amigos que son una parte fundamental en el bienestar, la estabilidad emocional y la seguridad de estas personas.
Yo estaré eternamente agradecida a mis amigos, que son gente fantástica que te quiere, te apoya, te ayuda y no te deja caer, siempre encuentro en ellos brazos que me sujetan y son como tu segunda familia, dejándote tu espacio pero siempre mirándote desde un segundo plano.

Hoy día, con mi andador batallo todo lo que puedo intentando siempre apreciar las pequeñas cosas que nos brinda la vida y dándole importancia a lo que en realidad la tiene.

Aquí tienen delante simplemente a una persona.

Desirée Flor Martínez