Cada vez son más las playas de nuestra provincia que cuentan
con un servicio de baños adaptados para personas con diversidad funcional.
Playa del Carmen (Barbate),Valdelagrana (Puerto de Santa María), Los Bateles(
Conil de la Frontera),La Caleta y La Victoria ( Cádiz),El Palmar( Vejer de la
Frontera)…son algunas de las playas a las que se puede acudir. Además de los baños existen zonas de descanso
techadas y con suelos de madera para que
las sillas vayan perfectamente, cuartos de baño adaptados con duchas incluidas
y pasarelas de madera por las que se puede acceder hasta casi el agua.
Estos baños son posibles gracias a las Sillas Anfibias
Marinas y al personal de la Cruz Roja o del Ayuntamiento de la localidad a la
que acudamos. Con este tipo de sillas podemos sentar al usuario, transportarlo cómodamente e introducirlo en el agua.
Para realizar dicha acción una pareja
del personal que he mencionado anteriormente se encarga de que ese baño
sea lo más cómodo, tranquilo y placentero posible. Acompañan a la persona en todo
momento y en todos los pasos, lo que proporciona seguridad y organización.
Es muy normal que la persona con diversidad funcional vea el
ir a disfrutar de un día de playa como un engorro tanto para ella y para los que la acompañan y busca mil excusas
para no ir. Pero es más el desconocimiento
de cómo están y funcionan las cosas actualmente, son más fáciles y organizadas de lo que nos
perece.
Primeramente, llegamos a la playa y encontramos
aparcamientos para personas con movilidad reducida en primera línea, más anchos
y espaciosos que los demás puesto que la persona debe salir del coche y también su silla de
ruedas. Accedemos a ella por una pasarela de madera hasta
el puesto de los baños adaptados donde
nos encontramos al personal, las sillas anfibias, baños…depende de la playa y
las instalaciones de las que disponga.
Nos colocamos en esa zona o alrededores del puesto de baños ,que es lo más cómodo tanto
para ellos como para la persona con diversidad funcional. Cuando el usuario
desee bañarse avisa al personal y éstos se
acercan con la silla anfibia y la ayudan a sentarse en ella, la colocan
en la pasarela de madera llegando hasta la arena más dura , húmeda y próxima al
agua.
Esta silla está preparada para soportar un peso de cien , ciento cincuenta kilos. Está
construida con materiales flotantes y resistentes a la oxidación (estructura
que consta de ruedas preparadas para andar por la arena, asientos de redecillas
,barras remolcadoras y apoyabrazos flotantes).
Otra circunstancia a tener en cuenta es que para que se
realice el baño adaptado debe haber bandera verde o amarilla. Si la bandera es
roja, significa que hay peligro y ese día no hay baños adaptados.
Se va introduciendo poco a poco la silla en el agua y con
ésta al usuario para que la entrada en el agua sea lo más suave posible(a la
hora de mojar al usuario y para que el
cambio de temperatura no sea tan brusco además para que las olas golpeen lo
menos posible).
El baño está acompañado todo el tiempo por dos personas
totalmente preparadas que se encargan de cuidar y realizarlo correctamente. A parte de esto, por experiencia propia, suelen ser gente muy simpática
que te ofrece conversación y dispuesta a aclararte todas las dudas que te surjan,
dándote seguridad y tranquilidad en un medio en el que la persona con
diversidad funcional no está acostumbrada a estar, el mar.
Cuando el usuario lo desee finaliza el baño y sale del agua
realizando la misma operación que hemos descrito anteriormente pero a la
inversa.
Con estas facilidades no hay lugar a dudas ni excusas para negarnos a disfrutar de un día de playa.
Sentir la arena entre los dedos de las manos y el calor en
los pies al pisarla, el vaivén de las olas, la tirantez en la cara por el
salitre al darte el sol, el olor a mar…son experiencias sensitivas a las que no
se puede renunciar por estar en una
silla de ruedas.
Desirée Flor.