“Pin Pon es un muñeco muy
guapo y de cartón, de cartón, se lava la carita con agua y con jabón, con
jabón...”
He comenzado a contar esta
historia con una canción infantil porque a eso se dedica una de las protagonistas
de nuestro relato: Una madre de Benalup.
Muchos de nuestros hijos, nietos o sobrinos han pasado por sus manos y sus
cuidados. Nos referimos a Antonia Carmona, educadora infantil en la Guardería
Municipal de Benalup-Casas Viejas, directiva de la Asociación de Ayuda a la
Integración de Personas con Discapacidad de Benalup-Casas Viejas (Asabedi) y
madre de tres hijos.
Las circunstancias de su
vida la han colocado al frente de este proyecto llamado “Asabedi”, y su
espíritu de lucha la han impulsado a que se realizara, y así ayudar a muchas
personas.
Junto a su marido, después
de una larga búsqueda de sus niños y un inicio de proceso de adopción, vinieron
esos tres niños a sus 36 años. Su embarazo se desarrolló con normalidad, pero
existían riesgos, y en todas las revisiones a las que era sometida siempre
existía la sombra de que uno de sus tres hijos era más pequeño. Pero a pesar de
ello, decidió ser valiente y seguir adelante con todas las consecuencias que
vinieran.
Nacieron esos niños, dos de
ellos en peso y estatura dentro de la normalidad (teniendo en cuenta que se
adelantaron un mes y era un embarazo múltiple), y una más pequeña.
Esta niña era Marta.
Con tan sólo abrir sus
ojitos y sus pulmones, fue separada de su mamá y de sus hermanos para pasar
tres meses en una incubadora con un respirador artificial. Sus pulmones no
funcionaban bien, los médicos pensaban que esa niña sí iría a casa con su
familia, pero con un respirador artificial. Hasta que la pequeña Marta una
noche se desconectó ella solita, y comenzó a respirar por sí misma. Ahí ya
estaba demostrando que quería luchar, que quería estar en esta vida y pelear
contra lo que viniera.
Su desarrollo motórico iba
acorde con su edad, pero su desarrollo cognitivo iba muy por detrás. Realizaba
muchas conductas estereotipadas, no se comunicaba, no atendía a órdenes... Pensaron
que no escuchaba bien.
Después de realizar muchas pruebas, efectivamente Marta presentaba una sordera
profunda. Su tratamiento: audífonos. Fue la primera vez que Antonia escuchó “mamá”
de su hija Marta.
En el periodo de 3 a 5 años
y con esa esperanza de mejorar, la niña comenzó varias terapias como
rehabilitación logopédica, piscina, fisioterapia, profesor particular de
educación especial y terapia ocupacional por parte de la USMI (Unidad de Salud
Mental Infantil).
Por este tiempo también se
le diagnosticó un Retraso Mental Severo Profundo debido a una lesión cerebral
causada por una falta de oxígeno al nacer.
Además, se le intervino por
problemas de garganta, lo que provocó en Marta una mudez inexplicable y con
ello, un lenguaje inexistente.
A pesar de todos estos
avatares, pruebas, diagnósticos, médicos, etc. Antonia y su marido siguieron
luchando y afrontando con la máxima fortaleza todo lo que les iba viniendo, contando
además, con todo el cariño y apoyo de sus familias, amigos y compañeros de
trabajo.
A nivel escolar, Marta no
estaba preparada para iniciar sus estudios de primaria en un centro ordinario,
así que se optó por un centro específico en Jerez de la Frontera.
Las idas y venidas a Jerez y las terapias que seguía la niña, tenían a Marta
alterada, agobiada y cansada, pero aun así esta situación se mantuvo un año.
Antonia comenzó en este
momento su lucha particular, amparándose en las leyes y sus derechos, motivada
por el Ayuntamiento de nuestro pueblo y el C.E.I.P Padre Muriel, y sobre todo,
por el bienestar de su hija, en la creación de un aula especifica en este
centro para que su hija estuviera mejor, más cerca y tranquila. Finalmente se
consiguió, y Marta estuvo sin presiones, más relajada (se mantuvo sólo la
piscina como terapia) y más cerca de casa.
Cuando terminó su periodo en
el centro, Marta se encontró con la problemática de tener que abandonarlo y
quizás tener que trasladarse de nuevo, pero Antonia luchó para que su hija se quedara
hasta los 16 años. Es por todo esto y más, que Antonia estará infinitamente
agradecida al C.E.I.P. Padre Muriel por todo el apoyo que este colegio mostró
en su lucha personal.
Actualmente Marta tiene 17
años, y es un torbellino de energía.
No controla esfínteres, no comunica oralmente, en diversas situaciones se
altera y se pone nerviosa, pero en general, y físicamente se encuentra muy bien
y muy feliz.
Vive con sus padres y sus hermanos, los cuales han sido su mayor motor de
fuerza, apoyo y estimulación para ella. La relación con sus hermanos es excelente
y la quieren muchísimo. La cuidan y la ayudan. Además, sus hermanos también son
un gran apoyo y descanso para sus padres.
La niña está totalmente
integrada en su familia y su entorno. Los domingos hacen muchas comidas donde
se reúnen sus tíos, primos, abuelos... Marta es una más allí.
Le encanta la piscina y el campo. En definitiva, es una niña que disfruta y es
muy feliz a su manera.
Su futuro y lo que pueda
pasar, se encuentra en una incertidumbre. Según su madre, “no pienso en el
futuro, sino en el día a día, y los problemas que surjan, cuando surjan, pues
se irán afrontando”, “no puedes esperar a que te lo den todo hecho, hay que
luchar para conseguir las cosas, luchar por tus hijos, amparándose en las leyes
y en sus derechos”.
Nunca dudamos, y sabemos
todos los que la conocemos, que esta lucha continuará.
"...Pin pon se va a la cama, se
acuesta y a dormir, a dormir."
Desirée Flor
Precioso Desi!!
ResponderEliminarAlba Vargas.
Gracias amiga.desi flor
EliminarImpresionante testimonio: admiración, fortaleza y lucha, son mis palabras para ella.
ResponderEliminarMaravillosa historia de lucha y entereza. Dios os bendiga.
ResponderEliminarEnhorabuena por como has contado esta historia llena de lucha y amor. Se de primera mano lo feliz que es Marta
ResponderEliminarGracias paqui.desi flor
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