Hace algún que otro mes que no daba
uso a mi lápiz de madera, pero una amiga perteneciente al
voluntariado de la asociación, me propuso colaborar proyectando mi
experiencia en esta magnífica idea de emprender este Blog, así
que sin cavilar ni un segundo dije sí y he aquí mi historia.
Transcurría Noviembre de dos mil
cuatro, cursaba mis estudios en la Capital Hispalense y como de
costumbre, volvía a casa como cada fin de semana. Éste sería
dispar, tan dispar que se festejaba la celebración de cumpleaños de
unos amigos con una capea. Parecía tener una premonición por una
serie de detalles que transcurrieron ese día, y así causó, no
volvería de vuelta a comienzo de semana a aquel séptimo de Reina
Mercedes, sino que lo haría a la primera planta de traumatología. Imagínense, vaya cambio, todo se desfiguró. El nuevo centro de
estudios resultó ser un hospital, mi compañera de habitación una
señora de avanzada edad , y mi profesor no era la hermana Marcelina
con sus hábitos, sino un señor ataviado con blanca bata.
En unos días se cumplirá el duodécimo
año y a pesar del paso del tiempo, siempre recuerdo aquellas
palabras que me dijeron mis padres al salir por la puerta de casa:
“No te vayas a meter en la vaca”, pero pareció que no los oí,
pues estando en la capea me entró un fornido ataque de intrepidez y
allí que salí al ruedo, embistiendo la vaca y causándome Fractura
abierta (Grado I) de tercio distal de tibia y peroné.
Todo se complicó, siendo intervenida
quirúrgicamente en varias ocasiones (ocho, y dos pendiente) por
diferentes causas: infecciones, rotura de clavo endomedular ( dos ),
injertos óseos de cresta iliaca, tendón de Aquiles, extracción de
material de osteosíntesis, etc... casi un total 1.600 días entre
impeditivos y hospitalarios, casi ná. Hoy en día poseo secuelas que
visiblemente se manifiestan, mi número de calzado derecho pasó a
ser tres números más bajos, pie en equino ( como el de una
bailarina de danza ), la sensibilidad es nula, así como medio cuerpo
repleto de cicatrices que son mis heridas de guerra.
Mi vida dio un giro de 180º siempre
bajo el desosiego, fustigándome a momentos, pues caí en un socavón
del que sin ayuda de un profesional no hubiese sido posible la
continuidad del camino. Nunca dejo en el desuso y siempre tengo
presente en los recovecos de mi mente toda persona que me tendió su
mano, me ayudó e hicieron lo posible por hacerme una persona válida
a mis circunstancias. A cada suspiro de mi madre cuando iba andando
atrás de mí sin dejarme ni un sólo instante sin descanso, mi mejor
enfermera y fármaco para el dolor... “si yo te hubiese hecho
caso cuando salía de casa”... Siempre pienso aquello de que
tendría que tener siete vidas como los gatos para agradecer a cada
una de las personas que me brindaron su tiempo, tanto familia,
profesionales y amigos que fueron y son muchos, para mí los mejores,
suerte la mía de teneros.
Durante algunos años el complejo se
apoderó de mí, salía de casa y si visitaba algún bar pues no iba
al baño hasta la vuelta para no ser objetivo de nadie y de ningún
comentario obsceno, si iba a la playa escondía el pie bajo la arena,
cogía por las calles menos transitadas para que no me mirasen,etc...
me encontraba en un búnker que no me dejaba ser yo. Todo eso quedó
en el desuso y ahora soy una persona libre de esos malos
pensamientos que se apoderaron de mi, poseo algunas limitaciones pero
hago mi vida lo más normal posible. He podido volver a disfrutar de
mi pasión, montar a caballo me ha devuelto el equilibrio motriz y
parte de la musculatura, me hace sentir en esplendor y he llegado a hacer setenta y cinco kilómetros en un día, todo un record para mí,
pero lo que me hace más feliz en distinción y bajo la atenta mirada
de mi madre, es oír su aplauso acompañado de un ¡¡Muy Bien!!, y
esbozo la mejor de mis sonrisas. Compaginé la rehabilitación diaria
con ir a clase y terminé de cursar mis estudios, pues cada vez que
comenzaba el nuevo curso siempre había alguna complicación y tenía
que dejarlo, era el momento, y una de mis mayores satisfacciones por
aquel entonces, ¡Cómo me emocioné cuando salía por aquel pasillo
y sabía que lo había conseguido! Después de la tormenta siempre
llega la calma y cada día de nuestras vidas una oportunidad de
florecer.
Contar esta historia u otras no es
sinónimo ni intención alguna de causar una atmósfera de caridad
hacía ninguna persona que tenga alguna discapacidad o en mi caso
movilidad reducida, es tener conciencia, valía, recato, entre otros
significados. Vivimos en una sociedad que parece estar avanzada pero
de la que queda largo camino por recorrer, aún se sigue
desacreditando e infravalorando el tener alguna “deficiencia”, la
vida va tan deprisa y le gusta tanto sorprendernos que nunca andamos
exentos, por eso hay que saber respetar, dar gracias por lo que
tenemos y sobre todo ayudar en todo lo posible a sentirnos en
igualdad.
Aquí os dejo un bonito fragmento del
libro “Mi alma tiene prisa", de Mario Andrade.
Quiero
vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír, de sus
errores. Que no huya, de sus responsabilidades. Que defienda, la
dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y
la honradez. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero
rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las persona. Gente a
quienes los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con
toques suaves en el alma.
Sí…tengo
prisa, por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de dulces que me quedan. Estoy
seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido
.Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres
queridos y con mi conciencia.
Tenemos
dos vidas y, la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo
tienes una.
Mª Oliva Alfaro Tello
Muy valiente Oli.Te felicito por el articulo.todos los que te conocemos y sabemos tu historia...eres grande.desi flor
ResponderEliminarMuchas gracias Desi, ha sido un acto de valentía de ambas. El lastre hay que soltarlo y si es para ayudar o para que la sociedad tome acto de conciencia mejor que mejor. Tú si que eres grande, toda una campeona!!!
EliminarPrecioso Oliva!! Me ha encantado!! Mucho sufrimiento el que has pasado, pero finalmente has conseguido lo que querias!! Me alegro de volver a verte montada a caballo!! Muchos besos!!
ResponderEliminarAlba Vargas
Hola Alba, gracias de corazón por tus palabras,sé que lo dices desde la cercanía, cariño y aprecio mutuo que nos tenemos. Un abrazo muy grande.
EliminarEmocionada me tienes,me encanta leerte siempre porque es cierto que tienes un don especial para escribir, tu historia es un ejemplo de superación, digna de aplauso, eres tan grande que nada podría devaluarte, grande de corazón. Enhorabuena por contar tu historia de una forma tan cercana. Un besazo
ResponderEliminarGracias,muchas gracias Paqui, me enorgullecen tus palabras, es tan bonito todo lo que dices, que viniendo de una buena persona y de gran corazón como tú no sería menos. Espero que ésto que he hecho sirva para mucho e intentar apartar los miedos, como dice "Bebe"...hay que ser valiente y respirar, y vivir...besos
Eliminar